Qué son los objetos digitales

De Aristóteles a Fiu Yuk, una reflexión filosófica sobre qué son los objetos digitales

Escuchamos mucho sobre cómo investigar Internet. Netnografías, etnografías virtuales, sociometrías, cada una con sus aciertos, campos de acción y limitantes funcionan como herramientas que no sólo producen conocimiento, sino que están impregnadas de su propia epistemología. Mucho ojo: metodología y epistemología, por tanto, no se pueden separar, son proceso que se entrecruzan en cualquier investigación o reflexión.

Si le preguntamos a la realidad online desde los sociogramas, evidentemente la respuesta de ésta será en un esquema de nodos y aristas (tenemos una epistemología algorítmica que construye un método algorítmico y una respuesta algorítmica). Al contrario, si uno realiza una etnografía E3, lo más seguro es que no encuentre grafos, sino comprensiones o significados de la realidad (usos de Social Media, formas de operar y significaciones en determinadas regiones). En fin, la pregunta formula la respuesta, diría Foucault.

Ahora el tema ontológico también es importante. Ya que desde la manera en que entendemos qué son las cosas estamos definiendo cómo las conocemos e investigamos (hay corrientes que ponen epistemología y ontología en el mismo plano). Por ejemplo, si pensamos las cosas desde lo esencial, es decir, en términos aristotélicos y cartesianos, desde qué es la sustancia (forma) de los objetos, es común que la separación objeto-sujeto sea el centro de la conceptualización filosófica, y a la vez, metodológica. Por algo Husserl, aceptando esto, propone que para entender los objetos naturales uno debe renunciar, o poner en paréntesis, toda presuposición y prejuicio. Se trata de establecer un método y una reflexión epistémica entre la relación del sujeto con el objeto.

Ahora bien, pensando ontológicamente podemos hacer la siguiente pregunta: qué son los objetos digitales. Y como diría Fui Yuk (traducido en la revista Virtualis) debemos pensar más allá de lo tecnológico. Por eso argumenta que la rama denominada “filosofía u ontología digital”, de Fredkin y Wolfram, no alcanza a explicar qué son los objetos digitales. Si un objeto es simplemente un bit o byte, es difícil que entendamos su modo de ser y su constitución. Estamos ignorando la interacción y deformación de los objetos digitales, en el cual, se encuentra en un proceso en el que las personas los arrastran, los borran, los modifican, etc.

Mejor dicho, la explicación, aunque no sea falsa, se queda corta en la comprensión. Como dice el autor cuando establece una analogía entre el byte y el átomo: así como se reconoce que el mundo está hecho de átomos, pensarlo sólo desde este punto de vista no ayuda a explicarlo. En palabras del autor, si el estudio de los objetos naturales se ocupa con la dialéctica del sujeto y la sustancia, entonces el estudio de los objetos digitales debe obtener una nueva dirección: una lógica relacional, una mirada-red.

En términos concretos, desde la mirada del autor, los objetos digitales son un híbrido rizomático socio-técnico. Y estos aparecen en tres fases, que son interdependientes unas de otras, pero no pueden ser reducidas o generalizadas en una unidad: objetos, datos y redes. De modo que un objeto digital no es sólo un archivo de texto, o un algoritmo que visibiliza la información, ni los hipervínculos, ni el sistema operativo, sino la conjunción caótica y ordenada de cada una de las partes que participa en el proceso.

Por eso en vez de preguntarnos en términos esenciales, la pregunta filosófica para definir el objeto digital debe ser desde una teoría de las relaciones que establezca epistemologías y metodologías reticulares. En donde el objeto no sólo se presente de forma pasiva, sino también desde lo activo: las cosas digitales también funcionan como memorias, participan en el control de las retenciones.