Estudiar Internet: aportes desde la antropología y sociología

Toda reflexión sobre el hombre es social y, por lo tanto, toda antropología es también sociología (Augé y Collein, 2005).

La vieja división que pensaba que la sociología utilizaba métodos cuantitativos y estudiaba las ciudades y la antropología se reducía a lo cualitativo y a la “etnografía de urgencia”, esto es, a la indagación que prioriza la descripción del estado de sociedades primitivas, se tambalea, se está difuminando. Las barreras entre ambas disciplinas se han re-inventado por los fenómenos sociales, políticos y económicos que se presentan actualmente.

Es la cuestión del sentido la que une a las dos disciplinas. Como lo mencionan los autores ya citados, se trata de estudiar los medios, con lo cuales, los seres humanos se ponen de acuerdo sobre el modo de representar y de actuar sobre el mundo. Y para ello, ambas utilizan la etnografía como método que les permite, paradójicamente, negarse a acompañar sus observaciones de ideas preconcebidas, sin por ello mantener cierta distancia con el objeto para poner estas mismas observaciones en perspectiva con otros contextos.

Sin embargo, no se trata de empatar todas las nociones de la antropología y la sociología, incluso, dentro de las mismas disciplinas hay posturas radicalmente opuestas que prefieren estudiar la estructura (macrosociología), por un lado, o la interacción (microsociología), por otro. Más bien, el proyecto está en dejar las grandes divisiones tajantes y pensar en el método etnográfico como parteaguas para la comprensión de la cultura contemporánea desde lo semiótico y la construcción del sentido.

Internet no es la excepción. De ahí que se han creado métodos distintos para comprenderlo: netnografía de Kozinets, etnografía digital, etnografía E3 de Hine, Networked Antropology, ciberantropología, antropología digital de Miller, etcétera. Cada postura trata de entender de qué manera el humano se relaciona con lo digital, y sobre todo, de qué modo participa en la definición del sentido colectivo.

Internet no sólo es un medio, es un actor que permite la construcción del sentido humano en donde el símbolo cede paso al código: los algoritmos no son programas neutrales, inciden en la realidad ya que controlan la información (y la realidad) que es visible, y al mismo tiempo, como dice Remedios Zafra, los ojos que observan (quién puede observar y quién no).

Aquí dos propuestas que podrían empatarse en un solo proyecto: a partir de los postulados de la antropología digital, se podría estudiar la relación digital/no digital desde el concepto Polymedia. De modo que se comprendería no sólo el contenido de Internet, o la manera en que las personas lo conciben, sino también el uso que se le da a los medios sociales. Ahora bien, desde la sociología, la etnometodología permitiría entender de qué manera las personas construyen su cotidianidad en relación con Internet. El foco serían los etnométodos, es decir, los procedimientos que los miembros de una determinada sociedad utilizan para producir para hacer familiar los medios sociales y de Internet.

Como consecuencia, desde estas dos miradas, Facebook (o cualquier otro servicio) dejaría de pensarse únicamente como un medio social, para entenderse como un actor, una plataforma que adquiere sentido en el hacer humano, e incluso, como el espacio social que permite ciertos procedimientos en la construcción de la vida cotidiana.